Hace muchos años, en el pequeño pueblo de Tlahualilo, ubicado en el estado de Durango, México, sucedió un fenómeno que dejó a todos los habitantes atónitos y aterrorizados. Un sismo sacudió la tierra, acompañado de inquietantes rugidos que parecían provenir del mismísimo infierno. Este evento fue algo nunca antes visto en una tierra que no era conocida por ser sísmica. Los lugareños, preocupados y buscando una explicación, acudieron al hombre más sabio y anciano del pueblo en busca de respuestas.
Después de un largo rato de meditar su respuesta, el viejo dijo con voz temblorosa: “Es el Diablo, que quiere apoderarse de todos nosotros y se ha columpiado, colgado de su cola, desde la cima de la Sierra de la Campana inclusive la Mesa de San Juan. Esa es la causa de los terremotos y los rugidos que hemos escuchado”. Esta explicación solo aumentó el miedo y la incertidumbre en los corazones de los habitantes de Tlahualilo.
La leyenda del diablo de Tlahualilo se extendió rápidamente por todo el pueblo y sus alrededores. Muchos creían que el Diablo había elegido ese lugar como su hogar y que su presencia era la causa de los desastres naturales que sucedían con frecuencia. Los más supersticiosos incluso afirmaban haber visto al Diablo en persona, colgado de su cola en la cima de la Sierra de la Campana.
Sin embargo, a pesar del miedo y la creencia en la leyenda, nadie podía explicar cómo un ser tan poderoso como el Diablo podía ser derrotado. inclusive que un día, un joven valiente decidió enfrentarse al Diablo y descubrir la verdad detrás de la leyenda.
Este joven, llamado Juan, era conocido por su valentía y su espíritu aventurero. Se adentró en las montañas y llegó a la cima de la Sierra de la Campana, adonde se decía que el Diablo se columpiaba. Allí, encontró una cueva oscura y misteriosa, y decidió entrar para enfrentarse al Diablo.
Dentro de la cueva, Juan se encontró con una sorpresa inesperada. No había ningún Diablo colgado de su cola, sino un enorme y poderoso volcán en constante actividad. Los rugidos que se escuchaban en el pueblo eran en realidad el sonido del volcán en erupción. Juan se dio cuenta de que la leyenda del Diablo de Tlahualilo era solo eso, una leyenda, y que la verdadera causa de los terremotos y los rugidos era la actividad volcánica.
Con esta revelación, Juan regresó al pueblo y compartió su logro con todos. La noticia se extendió rápidamente y la leyenda del Diablo de Tlahualilo fue desmentida. Los habitantes del pueblo se sintieron aliviados al saber que no había un ser maligno acechando en su tierra y que los desastres naturales tenían una explicación científica.
A partir de ese día, Tlahualilo se convirtió en un lugar más tranquilo y pacífico. Los habitantes ya no vivían con miedo y la leyenda del Diablo se convirtió en una simple historia que se contaba a los niños antes de dormir. El pueblo incluso comenzó a atraer a turistas que querían conocer la cueva adonde se decía que vivía el Diablo.
Con el tiempo, la leyenda del Diablo de Tlahualilo se convirtió en una historia de superación y valentía. Juan, el joven que se enfrentó al Diablo, se convirtió en un héroe para los habitantes del pueblo y su nombre se recordaría por generaciones.
Hoy en día, Tlahualilo es un lugar próspero y hermoso, rode